27.2.15

Lo que un vestido nos enseña del color

El internet se volvió loco por un vestido. Una foto publicada en Tumblr preguntando si el vestido era blanco con dorado o azul con negro se volvió tendencia mundial en menos de un día. A estas alturas, ya sabemos que se trata de una foto sobreexpuesta de un vestido azul con negro pero aún hay quienes lo ven de otra manera.
La foto original en el centro y las versiones con el color modificado según cada caso a los lados.
Esto se debe a que los colores no son datos objetivos sino que dependen de la percepción de nuestro cerebro. A continuación explico algunos fenómenos del color, cómo se relacionan con el caso del vestido y qué podemos aprender de esto quienes trabajamos con imágenes digitales.

1.- Contraste de color. Los colores que rodean un color influyen en la percepción de ese color.

Doy por sentado que la foto del vestido fue tomada por un teléfono en modo automático. Al intentar exponer correctamente, la cámara quiso llevar el azul oscuro a un tono medio y sobreexpuso el resto de la toma. Esto dejó una imagen cuyos valores objetivos son un gris azulado y un café bastante opaco. En esa ambigüedad reside lo divertido de la imagen.
Los colores de la foto promediados. No hay azul, ni negro, ni blanco, ni dorado.
Si no hay nada 'más negro', nuestro cerebro interpreta la parte más oscura de la imagen como el negro. Sin embargo, si tenemos un negro real cerca, el cerebro se confunde e interpreta el de la foto como otro color. Muy probablemente, quienes votaron a favor del azul con negro la estaban viendo sobre un fondo claro. Y quienes opinaron que era blanco con dorado, tenían un fondo más oscuro. [El marco de un iPhone vs. el marco de otro smartphone negro, por ejemplo.]
Aunque no lo parezca, los cuadros del centro en una misma línea son siempre del mismo tono.
El contraste de color puede ser simultáneo como sucesivo. Esto quiere decir que afectan tanto los colores que tenemos alrededor, como los colores que venimos viendo de nuestro entorno. Por eso es importante colorizar en un ambiente de luz constante y colores neutros. Si alguna vez has dejado una toma con un color listo pero al verla de noche, o en otras circunstancias diferentes a las iniciales, ya no se ve del mismo color, puedes estar teniendo problemas con el ambiente donde trabajas.

2.- Constancia del color. El ojo humano tiende a ver el color de un objeto siempre igual, independientemente de la luz que rebote sobre él.  

Al recibir la información, nuestro cerebro realiza un proceso de restarle la luz del ambiente al color reflejado. Dicho de manera audiovisual, nuestros ojos viven haciendo 'balance de blancos' automáticamente todo el tiempo. Es por esto que una fruta roja sigue siendo igual de roja en la luz azul del medía día como en la luz amarilla de un interior iluminado con focos incandecentes.
Al restarle el color 'ambiente' el cerebro interpreta los cuadros grises como azules y amarillos, respectivamente.
A las cámaras digitales, sin embargo, hay que indicarles un punto blanco puro para que pueda realizar este proceso. Al estar en automático, y al no haber mayor información de dónde tomar referencia, puesto que el vestido ocupa casi todo el encuadre, la cámara en este caso ha intentado restar un poco de azul a la toma, dejando los tonos neutros en dirección hacia los naranjas. Esta es la razón por la que el azul no se ve tan azul y los negros se ven teñidos de dorado.

No es raro el caso de camarógrafos [sobretodo en documentales o reportajes de noticia] que cambian de ambiente y olvidan o no tienen oportunidad de setear nuevamente el blanco. Cuando nos llegue una toma así, la mejor forma de corregirla es ver de qué tonos tienen los pixeles más claros y más oscuros, para empezar a aumentar su color complementario. En este caso los neutros tienen al naranja, tocaría aumentar el azul.

3.- Contexto. Sin referencia no hay color.

Sabemos que las cosas son de determinado color y no han cambiado, porque constantemente tenemos al mundo como referencia. El cielo siempre es azul y el pasto siempre es verde. En una foto, en cambio, ese mundo se ve reducido a sus márgenes.
Otra foto del vestido, donde queda comprobado su color real.
Todo el enredo de este vestido se debe a que en la foto no hay ningún otro elemento que dé contexto. Al no tener nada en base a qué analizar su tamaño, bien podríamos elucubrar sobre si es diminuto o extraordinariamente grande. Lo mismo pasa con el color.

Los dos factores anteriores entran en juego en el momento en que no vemos nada más en cuadro. Contrario a la realidad, nuestro cerebro bien puede pensar que es una foto de una tela blanca que se ha teñido un poco de azul al estar en exteriores o una tela azul dentro de un cuarto con luces cálidas. Al no tener un cielo o una piel humana, no tenemos contra qué comparar objetivamente.
 Bien podría ser un vestido oscuro y estar a la luz o uno claro y estar a la sombra.







Si la foto del color correcto la modificamos para que quede como la viralizada, queda demostrado que el contexto nos hubiese dado la respuesta mucho más rápido.
¿De qué color viste tú el vestido? ¿Crees que estos conceptos sirven para mejorar nuestro trabajo con las imágenes? ¿Qué otras técnicas conoces donde se apliquen?

1.2.15

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